Autor: Ing. Agr. MsC. Arístides Campos
Utilización de las técnicas de variación de pH y humedad en sustratos inertes para la disminución de enfermedades como las causadas por la bacteria conocida como Ralstonia solanacearum, que causa la marchitez en tomate, la Erwinia spp., Phytium y Fusarium tanto en tomate como en otros cultivos. En nuestra experiencia obtenida en el compartir diario con productores e investigadores hemos constatado que las enfermedades de los cultivos ocupan un lugar de suma importancia por su repercusión en lo económico, al igual que el ataque de los insectos plagas que hasta hacen perderlo todo. Nuestro esfuerzo va mas allá de lo cotidiano o manejo tradicional de los problemas, tanto que en algunas ocasiones nos parece que las medidas radicales son necesarias para enfrentar las situaciones.
De lo que se trata en el manejo antes mencionado es llevar a los extremos de la escala la condición del pH, es decir hasta un 12 si es posible y hasta un dos que también se puede. ¿Cómo hacerlo?. La soda cáustica (NaOH), a razón de 10 g por cada 10 litros de sustrato, diluidos en 10 litros de agua en drench permitió posicionar el pH en 11 unidades, también se puede lograr con un sobreencalado con hidróxido de calcio disponible en las ferreterías para uso en el frisado de paredes incorporado con el uso de la escardilla, luego la incorporación de un compuesto ácido en fertirrigación, en este caso fosfato mono potásico permitió bajar hasta 2,4 unidades de pH, también hemos utilizado ácido fosfórico, nítrico y sulfurico. Estas son condiciones extremas en las cuales la mayoría de los agentes patogénicos existentes en la microflora o rizosfera dejarían de existir y por lo tanto se evitarían las pérdidas de los cultivos por la presencia de enfermedades por ellos causados. Sin embargo, esto se ha aplicado en sustratos inertes como aserrín de coco, arena, perlita y otros pero no en suelos ni en sustratos orgánicos producto del compostaje de materia orgánica, que aún pudieran ser utilizados, pero con el debido cuidado para el caso de contenidos de arcillas y limo que pudieran causar adhesión sobre todo de sodio y convertir la posible cura en un problema, o incluso liberarse sustancias nocivas al reaccionar los álcalis y los ácidos con la materia orgánica. Si es de su interés por favor escribanos a comentarios@agro-tecnologia-tropical.com para solicitar mas información de la técnica empleada.
La estrategia continúa, una vez que se alcanzan estos niveles de pH y se logra la estabilización en aproximadamente unas 5,5 a 5,9 unidades de pH, con riego abundante para extraer los iones ácidos en el agua de drenaje o incluso ayudándolo con la incorporación con agua de cal en drench para neutralizar la acides incorporada con el fosfato mono potásico o con los citados ácidos. Luego se procede a la desecación del sustrato durante varios días hasta lograr el punto de marchitez permanente, es decir donde ningún cultivo va a poder desarrollarse pero tampoco el agente patogénico. Se trata entonces de lograr la combinación de un factor químico (el pH) y un factor físico (la pérdida de humedad) para lograr una posible esterilización de un medio de cultivo.
Consideramos que ésta técnica extrema pudiera ser combinada con otras como vaporización o inmersión del sustrato en agua caliente (80 ºC) para obtener un mayor grado de desinfección y durabilidad de los sustratos que son productos de difícil obtención hoy día y de mucho valor económico.
Esta técnica se complementa con la incorporación de microorganismos benéficos como pueden ser cepas de hongos antagonistas (hongos que controlan a otros hongos) como de los géneros Trichoderma, y Penicilium, y fijadores ( que incorporan elementos como nitrógeno, fósforo y otros) como Rhizobium, y otros que pueden favorecer el equilibrio para lograr una eficiente utilización de los abonos y fertilizantes empleados para optimizar los niveles de producción de un determinado cultivo, todo esto después de estabilizar el pH nuevamente en 5,5. De no hacer una reconolización con microrganismos beneficos se corre el riesgo de un rebote de los organismos patógenos ya que el sustrato es un ecosistema que debe ser ocupado por alguien y si no lo hacen los microrganismos buenos lo harán los microrganismos malos.